Antes de presentar a algunas (no todas) de las voces nuevas del Club de Marketing de Castilla y León, ahí os dejo un storytelling del periplo que ha sido llegar a escuchar este último capítulo, justo el que cierra la tercera temporada.
Me pongo en contacto con todos los nuevos integrantes del club para pedirles una breve presentación y unirlas todas en el capítulo de cierre de la temporada. Cuando veo que ya no hay más donde rascar, después de insistir varias veces, me pongo a juntar los audios de los que han tenido a bien dedicarme un ratito. Cuando me queda un capítulo majete me dispongo a entrar en la App desde la que subimos todo y… Qué raro… No puedo entrar…
Antes de preguntarle a la señorita presidenta (a sus pies) si hemos cambiado la contraseña, tengo una intuición (como Shakira) y me meto en Spotify y… ¡Oh no! No está el pódcast del club. Da igual como lo ponga en el buscador, que no, que no está, que no hay tu tía.
Antes de entrar en pánico (pero poco me faltaba) me coloqué en la etapa del duelo de la negación y creía que era algo puntual, por lo que me vine hasta este blog convencida que desde los enlaces que pongo en estos post podía acceder y… Aparecía una caja negra… Venga, vale, ahora ya pueden entrar de la mano rabia, ansiedad, miedo y tristeza para implosionar todos juntos.
¡EL TRABAJO DE TRES AÑOS PERDIDO!
Con el corazón en la garganta no me quedó otra que avisar a Sara. La pobre me escuchó mi pódcast (no oficial) como pudo un sábado por la mañana mientras hacía, lo que viene siendo, su vida, claramente. Ella intentó entrar varias veces y ponerse en contacto con el servicio de atención al cliente, pero a 4 días de acabar el mes seguíamos sin pódcast y sin saber qué hacer.
Como buenas vecinas, coincidimos sin planearlo, y ahí Sara me dio la idea de intentar contactar con alguien de LinkedIn que trabajara en Spotify. Lo intenté mucho y muy fuerte, pero al ser todos contactos de segundo y tercer grado no podía mandarles un mensaje. Todo mi gozo en un pozo.
Pero, como a tauro no me gana nadie, me cagüen, me puse a cacharrear desde el propio Spotify, después de dar más vueltas que una peonza acabo por arte de magia (o así me imagino que fue, porque ni idea de cómo volver ahí) en un chat. ¡Un chat! ¿Hola? ¿Hay alguien ahí? La respuesta era sí: una máquina.
Pero con paciencia conseguí que me pusieran en contacto con una persona, en inglés. Luego ésta me pasó con otra, en español. Después esa a otra, en inglés… Y después de volverme bilingüe por primera vez en mi vida, de saludar a más personas que el Rey el día de las Fuerzas Armadas y de tener que volver a molestar a Sara por el tema del acceso… Por fin podemos decir que: ¡Habemus pódcast, otra vez!
¿Y por qué os cuento todo esto? Pues porque después de tanta tensión acumulada, de la que no os podéis hacer una idea, necesitaba contarla. Además, el marketing es compartir para aprender. ¿Y qué hemos aprendido? Que es mejor tener los capítulos fuera de una App por si hay que volver a empezar de nuevo, para no perderlo todo, todo y todo. Y que en la era digital no hay que darse por vencido, nunca se sabe que botón te llevará al chat que necesitas.
Y con todo y con eso aquí os dejo a algunas voces nuevas que os van a contar quienes: Amanda Victoria González de Pontis Translations; al ya escuchado (en el III Congrero) Claudio Mogilner Hendler de InternacionalWeb; el gran Argimiro Pérez de Argi Comunicación (os reconozco que me dio el punto groupie cuando me escribió); Alejandro Martín Castaño de Star SALES Force; y Alba Barroso de VIDA & COMIDA que acaba de sacar un libro sobre IA. ¿Qué más se puede pedir?
Pues yo les pido a todos ellos que en la temporada que viene me hagan un hueco en sus agendas para conocer un poco más en profundidad sus historias. Y a vosotros os pido que sabiendo lo que hemos pasado con el cierre de esta temporada escuchéis este capítulo con mucho cariño, que te pongas al día con los anteriores si te queda tarea pendiente y que nos vuelvas a sintonizar después del verano.
Nos escuchamos, ¡Adiós, adiós!